martes, 15 de octubre de 2013

El décimo justo

En el libro de Génesis en el Antiguo Testamento se relata un muy interesante diálogo entre Jehová y Abraham, donde El Señor le dice que destruirá Sodoma a causa de su iniquidad; Abraham entonces le pregunta ¿Destruirás al justo con el malvado? y le dice quizás haya 50 justos dentro de la ciudad, ¿destruirás también el lugar y no lo perdonarás por amor a cincuenta justos que haya dentro de él? y el Salvador le dice que si hallare en Sodoma 50 justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.


Aquí es donde viene la parte más interesante de la historia; Abraham empieza a regatear con el Señor, quizás de 50 justos falten 5, quizás se hallen allí 40, quizás se hallen allí 30, quizás se hallen allí 20, quizás se hallen 10; y el Señor le contesta: No la destruiré por amor a los diez.

El lado trágico de la historia es que no se encontraron esos 10 justos, por lo que Jehová hizo llover fuego y azufre sobre la ciudad,  Salvándose solo Lot y sus hijas, y siendo destruida también su esposa por haber mirado atrás cuando huían de la ciudad.

Muchas veces al ver el mundo en el que vivimos, y ver todas las catástrofes naturales que ocurren viene a mi mente esta historia. Me pregunto ¿Esta Dios destruyendo alguna ciudad a causa de la iniquidad? ¿En que punto está la ciudad en que vivo? ¿y mi vecindario? ¿mi familia? Si alguien intercediera por mi ciudad ¿habría 10 justos? y pienso tal vez allá nueve y yo sea que hace falta para salvarnos. ¿Podría ser el décimo justo? o quizás la ciudad deba ser destruida porque falto uno, (yo mismo). 

Con frecuencia pienso en esa responsabilidad que tengo de ser el décimo justo en la ciudad y entonces siento pesar por mis faltas y trato de enmendarlas. ¡Gracias al Salvador por su Expiación!

El otro tema que viene a mi mente es lo que paso con la esposa de Lot, a ella se le permitió salir de la ciudad, tuvo la oportunidad de salir y arrepentirse, pero no pudo evitar mirar atrás. y pienso, ¿estoy aprovechando la oportunidad de cambiar mis malos hábitos y mis "pecados favoritos"? o ¿me convertiré en estatua de sal? habiendo tenido la oportunidad de huir.

En tercer Nefi 9 después de las destrucciones que siguieron a la muerte del Salvador,  Él  les dice ¡Oh vosotros que habéis sido preservados porque fuisteis más justos que ellos!  ¿no os volveréis a mi ahora, y os arrepentiréis de vuestro pecados y os convertiréis para que yo os sane?

No prejuzgo sobre la dignidad de aquellos que han muerto en los desastres naturales, porque el Señor nunca ha prometido inmunidad a los justos. la pregunta hoy es: todos vosotros que tenéis una nueva oportunidad, ¿no os volveréis a mi ahora, y os arrepentiréis de vuestro pecados y os convertiréis para que yo os sane?


En ocasiones tenemos esos pecados favoritos, que todos sabemos que debemos dejar, pero que nos contentamos con pensar que lo haremos más adelante, que dado que vamos a la iglesia cada domingo, tal vez tenemos un llamamiento y lo cumplimos, a veces ayunamos y pagamos una ofrenda, no hemos matado a nadie, etcétera, pensamos que somos buenos y que después dejaremos de hacer eso que sabemos que debemos dejar, o empezaremos a hacer aquello que sabemos que deberíamos hacer. 

Nos engañamos a nosotros mismos, como dice el Libro de Mormón pensamos "comed, bebed y divertiros" luego nos arrepentiremos. La historia humana nos demuestra repetidamente que cuando vengan las adversidades, estaremos casándonos y dándonos en casamiento, como el pueblo en la época de Noé.

Alma nos exhorta a no demorar el día de nuestro arrepentimiento, porque si no lo hacemos y morimos en nuestros pecados, entonces será eternamente tarde ya y no habrá oportunidad, más aún Mormón nos enseña que hay ocasiones en que podemos llegar al punto irreversible donde ya no tendremos el deseo de arrepentirnos y nuestra destrucción estaría asegurada.

El Salvador del mundo dio su vida, la vida del único ser perfecto que ha caminado en esta tierra, para que no padezcamos si nos arrepentimos, padeciendo más de lo que un hombre puede padecer sin morir y deseando no beber de la amarga copa, solo para que tengamos la oportunidad de arrepentirnos y que nos sean perdonados nuestros pecados y podamos volver a casa limpios y sin mancha.


¡Que podamos ser el décimo justo que nuestra ciudad necesita para no ser destruida! ¡Que tengamos la voluntad de de volvernos al Salvador y arrepentirnos de lo que tengamos que arrepentirnos y convertirnos para que Él, nuestro Salvador nos sane!