jueves, 13 de junio de 2013

Arrepentimiento y Perdón



Las escrituras están llenas de reiteradas promesas de recibir el perdón de nuestros pecados, un perdón amplio y completo, que está a disposición de todos los que hemos pecado alguna vez; sin embargo ese perdón está condicionado a que nos arrepintamos de nuestros pecados y faltas.


El arrepentimiento es mucho más que dejar pecar (dejar de hacer lo que está mal, o empezar a hacer lo que está bien), es un cambio en el corazón, un cambio que solo Dios puede realizar, pero que nosotros debemos permitirle hacer, y generar las condiciones que le permitan hacerlo.

¿Como le permitimos hacer el cambio? Alguien enseñó que lo único que realmente es nuestro es nuestra voluntad, debemos poner en el altar del sacrificio nuestra voluntad y rendirla a Dios, debemos desear sinceramente y con todo nuestro corazón que Él haga ese cambio. A Ezequiel dijo: Y os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Alma enseña además que este  cambio es un proceso y que no es permanente, sino que debemos trabajar por no perder este cambio.  Y ahora os digo, hermanos míos, si habéis experimentado un cambio en el corazón, En su modelo de oración, dijo el Salvador: Hágase tu voluntad y en su oración intercesora por vuelve a decir pero no se haga como yo quiero, sino como tu.

Alma pregunta y si habéis sentido el deseo de cantar la canción del amor que redime, quisiera preguntaros: ¿Podéis sentir esto ahora? ¿Puedo sentir eso ahora? En la Liahona de Agosto de 2012 , hay un mensaje del Élder  D Tad Callister de los setentas, donde menciona que una pregunta que le hacían con frecuencia los misioneros cuando era presidente de misión, era ¿cómo se que he sido perdonado? él menciona que si podemos sentir el Espíritu cuando oramos, leemos las escrituras, estamos en una reunión de la iglesia, entonces dado que el Espíritu no puede morar en templos impuros, eso quiere decir que hemos sido perdonados o que estamos en el camino correcto para lograrlo.

en DyC 64:10 dice: Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres. Esto implica perdonarnos a nosotros mismos, en una charla fogonera del SEI en Marzo de 2009 el Robert D. Hales del Quórum de los doce dice: "No hay nada más triste que pasar la vida presente abrumado por las decisiones del pasado. Lo que tienen que recordar del arrepentimiento es que uno de sus elementos es el perdonarse a uno mismo, el desprenderse de ello y el Señor no lo traerá a nuestra memoria. Recuerda que no hay nada que hayas hecho que te impida abandonarlo."

Esta es una de las partes más difíciles del proceso de arrepentimiento es precisamente esa, la de perdonarnos a nosotros mismos, casi siempre somos jueces severos, lo cual implica que estamos siendo en cierta forma orgullosos pues nos negamos a dejar atrás algo que el Señor desea que dejemos atrás.