miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mormón a mi manera

Estaba recordando mis días de misionero en la Misión México Tuxtla Gutiérrez, cuando hablábamos con la gente acostumbraba preguntarles si practicaban alguna religión, para de esa manera saber como habría de enseñarle, muchas de las respuestas, eran "Soy católico a mi manera" desde aquel entonces me pareció al menos curiosa la respuesta, es una idea peligrosa, que alguién diga que pertenece a una organización y no siga los preceptos de la misma, es irónico que alguien diga si soy, pero no completamente.

Estos últimos días he percibido como muchos de nosotros podríamos definirnos igualmente como mormones a nuestra manera, elegimos los líderes que apoyaremos, los consejos que seguiremos y aún los mandamientos que obedeceremos. Diciéndole a NPC que si, que queremos volver a vivir con él, pero bajo nuestras condiciones. Todos decimos que creemos en Dios, y podríamos agregar que es Todopoderoso, que sabe todas las cosas, pero cuando algún líder, incluyendo a los profetas de Señor, nos dice algo que no concuerda con nuestras ideas, en el menos peor de los casos lo ignoramos; por lo que en los hechos, no creemos en Él, no creemos que sea todopoderoso, ni que sepa todas las cosas, somos como los adolecentes que piensan que sus papás ya están rucos, que sus ideas son obsoletas, que no entienden como son las cosas en la actualidad.



Cada uno de nosotros es libre de escoger lo que prefiere, sin embargo las consecuencias de nuestras acciones no las podemos escoger, estas ya están determinadas.


recuerdo dos historias de las escrituras que ejemplifican muy bien este concepto, la primera es la de Ezequias rey de Juda, está en el segundo libro de reyes, y en Isaías, este hombre era un gran rey, muy fiel, y un día llega el profeta Isaías y le dice que no se va a recuperar de la enfermedad que tiene y que debe arreglar sus asuntos por que va a morir; entonces Ezequías llora, y convence a Dios de que lo deje vivir, y Dios le da otros 15 años, en ese tiempo adicional Ezequias se vuelve orgullo y el Señor lo castiga. La otra historia es la del profeta José Smith, cuando Martin Harris pierde las 116 páginas del manuscrito del Libro de Mormón; en relación con este acontecimiento el profeta escribió que la lección que aprendió es "Si el Señor manda algo, HAZLO."

Es mi oración que cada uno de nosotros aprendamos eso mismo, que podamos entender que si el Señor nos da un mandamiento, es para bendecir nuestra vida. cuando el Señor dio la palabra de sabiduría dijo: He aquí, de cierto, así os dice el Señor: Por motivo de las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días, os he amonestado y os prevengo, dándoos esta palabra de sabiduría por revelación. y tambien en DyC 59 dice: Y también serán coronados con bendiciones de arriba, sí, y con mandamientos no pocos, y con revelaciones a su tiempo, aquellos que son fieles y diligentes delante de mí.  Los mandamientos son en realidad, la forma que Dios tiene de bendecirnos. Como dice en DyC 130:20-21  Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa.

Alguna vez escuche que en la última reunión que tuvo el Pdte. Hinckley con el presidente del área México, le dijo: "Vaya y enseñe a los hermanos que los mandamientos de Dios son para cumplirse" tambien dijo "digales que si quieren que el Señor bendiga a su nación, deben pagar sus diezmos". En una reunión general de mujeres jóvenes el Pdte. Monson dijo:  "Cuando Moisés bajo del monte Sinaí, trajó 10 mandamientos, no 10 sugerencias".

En ocasiones motivados por nuestro orgullo, nuestra vana ambición, nos convencemos a nosotros mismos que estamos obedeciendo cuando no es así, a veces creemos que hay mandamientos que no aplican para nosotros, porque nuestras circunstancias son diferentes o porque nos da miedo lo que vayan a decir o hacer las personas que nos rodean, o alguna otra razón. Cuando el Señor mandó a Saúl a destruir al pueblo de Amalec le dijo: Ve, pues, y ataca a Amalec, y destruye todo lo que tiene y no te apiades de él; mata a hombres y a mujeres, a niños y hasta a los de pecho, y vacas y ovejas, camellos y asnos. y fue Saúl a la guerra contra Amalec, Y tomó vivo a Agag, rey de Amalec, mas a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y del ganado mayor, y de los animales engordados, y de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; pero todo lo que era vil y despreciable lo destruyeron. Entonces El Señor habló a Samuel el profeta y lo mandó a ver a Saúl: Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo: ¿Pues, qué es este balido de ovejas que suena en mis oídos y este bramido de bueyes que yo oigo?  Y Saúl respondió: De Amalec los han traído, porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos por completo. ... ¿Por qué, pues, no has obedecido la voz de Jehová, sino que te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien, he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag, rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Gilgal. ... Y Samuel dijo: ¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y en los sacrificios como en la obediencia a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como iniquidad e idolatría la obstinación.

Así nos pasa en ocasiones, pensamos que somos fieles Santos de los Últimos Días, sin embargo no oramos, o no leemos las escrituras, o tal vez no hacemos nuestra noche de hogar, o nuestras visitas, quizas no estamos pagando nuestro diezmo o no ayunamos, o murmuramos, o no cumplimos con nuestro llamamiento, no apoyamos a nuestros líderes porque pensamos que nosotros tenemos mejores ideas, o que podemos hacerlo mejor, y aún que somos más dignos, tal vez pensamos que no es tan importante que nuestros hijos vayan a seminario o a la mutual, porque es más importante que hagan su tarea, o que descansen, o se diviertan, o que estén haciendo alguna otra cosa, porque en la mutual solo pierden el tiempo y seminario es muy temprano.
¡Cuanta fe nos falta!, cuanto nos ayudaría ser como Adán que cuando fue echado del Jardín de Edén, se le mandó ofrecer hacer sacrificios al Señor,  Y después de muchos días, un ángel del Señor se apareció a Adán y le dijo: ¿Por qué ofreces sacrificios al Señor? Y Adán le contestó: No sé, sino que el Señor me lo mandó Moisés 5:6.

Cuanto nos ayudaría ser así, simplemente obedientes, sin cuestionar al Señor, sin poner peros, simplemente obedecer.


y tambien a lo que Nefi enseña: Y así vemos que los mandamientos de Dios se deben cumplir. Y si los hijos de los hombres guardan los mandamientos de Dios, él los alimenta y los fortifica, y provee los medios por los cuales pueden cumplir lo que les ha mandado; por tanto, él nos proporcionó lo necesario mientras permanecimos en el desierto. 1 Nefi 17:3 

Al igual que ellos, yo se que debemos mejorar nuestra obediencia a los mandamientos de Dios, porque el siempre cumple con lo que ha dicho, y aquellos que son obedientes son bendecidos en todas las cosas. Que el Señor nos ayude a ser verdaderamente obedientes y que podamos meditar en nuestro nivel de obediencia, y podamos hacer las correcciones pertinentes, para que algún día podamos presentarnos ante nuestro Señor, y el pueda invitarnos a vivir en su reino.