jueves, 5 de septiembre de 2013

La parábola del sembrador

En el nuevo testamento está la parábola siguiente:

...  He aquí, el sembrador salió a sembrar.  Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y se la comieron.  Y parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó en seguida, porque no tenía profundidad de tierra;  mas cuando salió el sol, se quemó; y se secó, porque no tenía raíz. Y parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Y parte cayó en buena tierra y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta y cuál a treinta por uno.

Esta parábola debió haber causado una impresión profunda en los primeros discípulos, tres de los cuatro escritores evangélicos la mencionan. Esta como todas las parábolas no habla de semillas y sembradores sino de nosotros, y la manera de nuestro discipulado. El Señor mismo la explicó.

Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; éste es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra y de inmediato la recibe con gozo. Pero no tiene raíz en sí, sino que es temporal, y cuando viene la aflicción o la persecución por la palabra, en seguida se ofende. Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que da fruto y da uno a ciento, y otro a sesenta y otro a treinta por uno.

¿Cómo es la tierra de mi corazón? ¿es tierra junto al camino? o tal vez ¿es tierra de pedregales? o ¿el terreno de mi corazón está lleno de espinos?

Cuando uno quiere sembrar algo, limpia el terreno, lo abona y cuida lo que sembró. así es también con nuestro corazón, tal vez ya tenemos algún tiempo en la iglesia y "vivimos el evangelio", no tenemos un corazón junto al camino ni de pedregales, y la semilla pudo echar raíces, pero si no desyerbamos nuestro corazón podría llenarse de espinos.

Alma lo menciona en el capítulo 32 de su libro:  Mas si desatendéis el árbol, y sois negligentes en nutrirlo, he aquí, no echará raíz; y cuando el calor del sol llegue y lo abrase, se secará porque no tiene raíz, y lo arrancaréis y lo echaréis fuera.   Y esto no es porque la semilla no haya sido buena, ni tampoco es porque su fruto no sea deseable; sino porque vuestro terreno es estéril y no queréis nutrir el árbol; por tanto, no podréis obtener su fruto.

Es decir, podemos perder lo que ya sabemos, lo que fue sembrado en nuestro corazón por el Señor.


Y otra vez ¿Cómo es la tierra de mi corazón? ¿es tierra junto al camino? o tal vez ¿es tierra de pedregales? o ¿el terreno de mi corazón está lleno de espinos?, ¿es estéril?

Nefi en la visión que tuvo del sueño de Lehi, explica que muchos después de llegar al árbol, se avergonzaban a causa de los que se burlaban y se perdían. Y da también la clave, dice: "pero no les hicimos caso"

Hoy en día tenemos también personas que escuchan el evangelio y enseguida viene el malo y quita lo que fue puesto, personas que escuchan con gozo pero al poco tiempo se van y un grupo que se queda pero que los espinos no les dejan disfrutar del evangelio como podrían hacerlo, y que finalmente también se van, y también personas que se quedan, y dan fruto, a treinta, setenta  y ciento por uno.

En su visión de los grados de gloria el profeta Joseph Smith menciona que los que van a la gloria terrestre son los hombres buenos que no fueron valientes en el testimonio de Jesús. Aquellos a los que los espinos no los dejan crecer.

De ellos son quienes escuchamos frases como, no voy porque no recibí un llamamiento, o no me saludaron, o no tengo con que ir. Aquellos que permiten que una taza de café, un programa de televisión, o el cansancio no les dejen alcanzar las bendiciones. Aquellos que por un error ortográfico o medio litro de crema apostatan.

Y la pregunta  es ¿cuándo fue la última vez que desyerbé o aboné mi corazón?

Una de las mejores formas de hacerlo es participando dignamente de la Santa Cena cada domingo, cuando por medio de las llaves del obispo, son remitidos nuestros pecados de los que nos hayamos arrepentido a Aquel que pagó por ellos, para que sean perdonados.

Por último, Nefi pregunta:  Y ahora bien, amados hermanos míos, después de haber entrado en esta estrecha y angosta senda, quisiera preguntar si ya quedó hecho todo. He aquí, os digo que no; porque no habéis llegado hasta aquí sino por la palabra de Cristo, con fe inquebrantable en él, confiando íntegramente en los méritos de aquel que es poderoso para salvar. Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna.

Que el Señor nos ayude a perseverar hasta el fin, para que alcancemos la meta.


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